A pesar de las manos amigas que han ayudado muchísimo, aún hay trabajo por hacer en Licantén.
Las calles se han ido despejando y las viviendas de a poco van quedando más limpias pero aún queda mucho trabajo.
Ahora toca secar las viviendas y comenzar a equiparlas nuevamente en su interior ya que casi todo se perdió. La falta de energía eléctrica hace más difícil el secado de pisos y paredes por la falta de estufas. Todo se hace a carbón.
Las instalaciones eléctricas están desarmadas, hay que reparar o cambiar los medidores de luz porque se mojaron o están con barro.
Escobillones, útiles de aseo como cloro o paños limpia pisos todavía son de gran ayuda para los afectados. Ropa de cama también están entre las principales necesidades.