Osvaldo Andrade, abogado, expresidente del PS, exministro del Trabajo y expresidente de la Cámara de Diputados, sostiene que el gobierno está condenado a tomar decisiones de las cuales antes discrepó. “Uno es prisionero de sus palabras, pero no queda otra alternativa que resignar aquello que dijiste y hacerse cargo de la realidad tal cual es”.
-Hay una violencia al parecer sin control en La Araucanía. ¿Qué está pasando, qué responsabilidad tiene el gobierno?
Convengamos que este es un tema de larga data, que ha acompañado a todos los gobiernos de la transición, algunos con mayor o menor éxito. Segundo, creo que coexisten dos fenómenos complejos desde el punto de la seguridad: uno es la reivindicación mapuche, que tiene que ver con una historia larguísima y que tiene mucha legitimidad en la sociedad chilena, un amplio respaldo.
Esto coexiste con expresiones violentas de esta reivindicación, pero también con expresiones delincuenciales que allí existen: robo de madera, narcotráfico, etc. La primera tarea de cualquier gobierno es tener la capacidad de poder dilucidad entre estos distintos componentes, porque claramente requieren tratamientos distintos.
-Durante la campaña, Boric prometió diálogo. ¿Por qué no ha resultado hasta ahora?
-A mí me parece que es un buen planteamiento el que hace el gobierno cuando dice que la solución debe ser integral. El problema es que esta estrategia requiere de un tiempo de maduración, de construcción, de diálogo con los actores involucrados, de etapas, con resultados parciales, etc. Y la violencia que aparece todos los días requiere decisiones urgentes. Entonces hay un tema de ritmos que no permiten combinar una estrategia a largo plazo con otra cotidiana.