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Genaro Arriagada y crisis de la DC: “Chile es un sistema político enfermo”

El ex ministro Genaro Arriagada, quien militó 58 años en la DC hasta su renuncia en 2021, analiza la crisis de su antiguo partido, que considera parte de un descalabro mayor, que va mucho más allá del caso de la ex falange: “Los partidos se fueron transformando cada vez más en partidos de funcionarios del Estado, de funcionarios de los municipios, de actores económicos que querían influir en los partidos, sus alcaldes o sus parlamentarios”.

 

 

-La semana pasada oficializaron su renuncia a la DC, Ximena Rincón y Matías Walker. El PDC vive uno de los peores momentos de su historia. ¿Podría incluso desaparecer?

–El pronóstico para la DC chilena es malo.  Pero su crisis tan profunda está sirviendo de excusa a varios otros partidos para no ver que esos mismos vicios los tienen en su propia casa. Hace 25 años escribí un libro (“¿Hacia un Big Bang del Sistema de Partidos?”) donde extendía a los partidos la advertencia que Paul Valery había hecho a las civilizaciones: el abismo de la historia es bastante grande para todo el mundo. Y es así.

En América Latina los grandes partidos DC han desaparecido o son fuerzas muy marginales.  En Europa sobrevive la DC alemana como partido de centroderecha, en tanto la DC italiana, que había sido la más importante del mundo desapareció; algo queda en Bélgica. Los partidos Comunistas han desaparecido en América Latina con la excepción del PC chileno y del partido único cubano; en tanto que en Europa los que fueron los PC más importantes del mundo occidental, los de Francia e Italia ya no existen. La social democracia europea, aunque con problemas, sobrevive mejor.

-Volviendo a Chile, ¿Hay una crisis en el sistema de partidos?

–Sin duda. Chile es un sistema político enfermo. Tiene lo que los médicos llaman una enfermedad multi sistémica. En ella entre lo más grave está la crisis de su sistema de partidos. En el libro que acabo de citar, ya en 1997 anunciaba su crisis. Desde esa fecha el sistema no ha hecho sino agravarse pasando a ser una pesada carga para la democracia.

-¿Cuáles son las causas?

–Muchas y muy variadas.  Una es su decadencia ideológica y programática. Mientras Chile cambiaba dramáticamente, ellos seguían pegados a ideas muertas. La DC seguía invocando una ideología que había perdido vigencia. Los socialismos de estilo soviético habían colapsado y el PC chileno, con la fe del carbonero, ha seguido proclamándose marxista leninista por los cuatro costados.  Cuba, el gran referente, se había transformado en una dictadura sin más y regímenes comunistas que sobreviven como China y Vietnam han pasado a ser, en lo político dictaduras socialistas de viejo cuño, pero en lo económico impulsores del mercado. La derecha había perdido el alma en su compromiso con las dictaduras militares en América Latina y luego continuó pegada a las ideas de un capitalismo con las minimas regulaciones, sorda a la crisis medioambiental y a la desigualdad.

-Pero hay otras causas…

–Sin duda. Y muchas. El clientelismo es una de las más feas. Los partidos se fueron transformando cada vez más en partidos de funcionarios, funcionarios del Estado, de los municipios, de actores económicos que tenían interés en influir sobre los partidos, sus alcaldes o parlamentarios. Y esto pasó, y está pasando, igual en el centro, la izquierda y la derecha; en la UDI, la DC, el PS.  Piense Ud. que el alcalde que fue presidente de la DC registraba seis de 30 miembros del Consejo Nacional que eran funcionarios de su municipio. El ex alcalde socialista de San Ramón, que está bajo arresto, acusado de graves irregularidades, lo han dicho sus propios camaradas, controla un 10% del Comité Central. Agregue Ud. otros males como las fallas de la democracia interna, la falta de disciplina de sus bancadas parlamentarias y tiene la tormenta perfecta.

-Ud. y muchos otros han criticado, además la fragmentación del sistema de partidos.

–Así es. Para repetirlo una vez más no hay en el mundo sistema político alguno, sea presidencial, parlamentario o semipresidencial que pueda funcionar con 13 partidos con representación parlamentaria como existen en Perú, con 23 o más como los hay en Brasil o los 18, más dos de reciente creación, que hay en Chile.  Eso es un absurdo y un atentado contra la democracia.

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