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Invasión de Rusia a Ucrania: la Guerra y el precio de la Paz

Las sanciones a Rusia también tendrán un muy elevado costo para Occidente, al provocar una crisis de inseguridad alimentaria, otra ola de refugiados, y estanflación a nivel global, efectos que -a nivel local- en Chile pronto deberíamos comenzar a sentir. Pero no hemos asistido a ningún conflicto tan peligroso como éste desde 1945; y el costo de no detenerlo ahora con toda la fuerza posible podría ser aún más alto más adelante.

Escribo esta columna después de hablar con una querida colega, residente en Kiev hace varios años. Mi amiga, abogada especialista en derechos humanos y democratización en ex repúblicas soviéticas, me cuenta que la guerra la sorprendió fuera de casa durante un viaje con sus dos pequeños, que la organización para la que trabajaba no puede seguir operando, que no puede acceder a su cuenta bancaria, y que se ha vuelto una refugiada en un país vecino, con una maleta como única pertenencia. No quiere molestar a nadie, pero la guerra arrasó con su vida: necesita trabajo urgentemente. Mientras hablamos, sus niños sollozan por no poder regresar a su hogar, a la casa que no saben si aún existe.

Como ella, millones de personas han perdido todo. Necesitan ayuda urgente, y están a merced de mayor dolor aún.

Hace casi un mes en que el mundo observa, atónito, un duelo de David contra Goliat. Uno de los ejércitos más poderosos no logra declararse vencedor: sólo ha podido conquistar parte del país invadido. El lado débil, encabezado por un líder improbable, ha montado una resistencia feroz. Las negociaciones directas entre las partes no han conducido a nada. Cada noche, la televisión nos muestra un horror digno de Hollywood, pero lamentablemente todo el llanto, la sangre, y los derrumbes son de verdad: ciudades completas son ahora cenizas y espectros

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