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La tabla de salvación de Boric

Pese a todas las adversidades que enfrenta, un nuevo proceso que culmine con éxito, cuya propuesta de constitución sea aprobada por la gran mayoría de los chilenos puede ser la tabla de salvación de Boric y su gobierno. Una segunda oportunidad para recuperar el prestigio perdido y volver a ponerse de pie.

En medio del tormentoso panorama político, enrarecido por los conflictos entre el gobierno y los otros poderes del Estado, la manera torpe y artesanal en que se manejó el controvertido tema de los indultos, el colapso del segundo piso y la defenestración de la ministra de Justicia hubo una muy buena noticia, una luz de esperanza. La aprobación tanto en la cámara como en el senado de la reforma constitucional que habilita el nuevo proceso constituyente.

El acuerdo político entre los partidos y movimientos con representación parlamentaria se respetó íntegramente, rechazándose por amplia mayoría las más de 350 indicaciones que se presentaron y que eran contrarias a la letra y espíritu de lo convenido.

Algo notable si se considera que el nuevo mecanismo implica, para muchos en la izquierda, darse una vuelta de carnero total en relación con el diseño de la convención fallida. Este fue, en el mejor sentido de la palabra un acuerdo cupular gestado entre las cuatro paredes del congreso y que, según la encuesta Criteria del mes de enero, no ha sido bien evaluada por la ciudadanía: un 46% de los encuestados tiene una mala o muy mala opinión del mecanismo y un 54% rechaza los expertos.

El gobierno y en particular el presidente Boric no podrían haber imaginado jamás que iban a tener que enfrentar el nuevo proceso constituyente en un escenario tan adverso y negativo con un 70% de rechazo a su gestión.

Boric ha sido el único presidente que a meses de asumir el poder tuvo que enfrentar una segunda “elección”, porque toda convocatoria de naturaleza política a las urnas termina siendo de una u otra forma un referéndum sobre el gobierno de turno. Es muy difícil que un gobierno y sobre todo un presidente impopular pueda empujar el carro de la victoria.

Por eso el “pecado original” de Gabriel Boric y que tanto daño le ha causado, fue asumir como jefe de campaña del borrador emanado de la convención; que probablemente habría sido rechazado igual por malo, pero no de una manera tan abrumadora y que fue leído, con cierta justificación, como un repudio a su programa de gobierno.

Por desgracia para él, hoy su situación estructural es infinitamente más precaria. Desde luego porque tiene niveles de desaprobación inéditos a raíz del desatino de los indultos que ha significado un quiebre profundo de la confianza de la ciudadanía y un cuestionamiento a sus capacidades para desempeñar el cargo.

Desde mi punto de vista el presidente está entre la espada y la pared, sin muchas opciones agradables porque tendrá que enfrentar, en las peores condiciones, una elección de los miembros del Consejo Constitucional donde su coalición lleva todas las de perder.

Este debería haber sido un momento de triunfo para Gabriel Boric por haber logrado que se le diera continuidad al proceso constituyente, porque la verdad sea dicha él jugo un papel muy importante en que se logrará un acuerdo transversal. Tuvo la flexibilidad necesaria para cruzar las fronteras ideológicas y mantuvo unida a su coalición arrastrando incluso al Partido Comunista que cumplió rigurosamente el acuerdo pese a todos los reparos.

En un momento pareció que sería capaz de superar el momento amargo y reconducir su gobierno con la incorporación de Carolina Tohá como jefa de gabinete, con una agenda legislativa menos ambiciosa pero posible. Impulsó la “reconciliación” con Carabineros para tenerlos como aliados en el combate contra la delincuencia que es de lejos la principal preocupación de la población.

Pero no fue así. Todo se malogró cuando, desde la soledad del poder, decidió tirar el mantel con los indultos cuyas esquirlas políticas aún no han terminado de pasar. Giorgio Jackson y la ex ministra de Justicia enfrentan acusaciones constitucionales, la Contraloría pide informes y hay presiones para revertir los indultos.

Como en el juego de Monopolio, retrocedió al punto de partida donde estaba el 5 de septiembre del 2022. Además, el sistema electoral escogido, que es el mismo que se usa para elegir senadores les da más relevancia a las regiones en desmedro de la metropolitana lo que favorece a la derecha. La correlación de fuerzas en el Consejo Constitucional podría terminar siendo muy parecido al del Senado.

La debilidad del presidente ha desatado una lucha por la hegemonía en el gobierno entre el socialismo democrático y la extrema izquierda. Los socialistas no quieren lista única para dejar en evidencia que Apruebo Dignidad es minoría. El barco hace agua y el partido socialista quiere provocar una rectificación profunda, un cambio de rumbo, un giro “concertacionista” tal vez.

Pese a todas las adversidades que enfrenta, un nuevo proceso que culmine con éxito, cuya propuesta de constitución sea aprobada por la gran mayoría de los chilenos puede ser la tabla de salvación de Boric y su gobierno; una segunda oportunidad para recuperar el prestigio perdido y volver a ponerse de pie.

Lo primero es hacer todos los esfuerzos humanamente posibles para evitar, o por lo menos minimizar, la derrota electoral a la que está expuesta la izquierda como conjunto en la elección que se avecina para el Consejo Constituyente, evitando concurrir a ella como un “bloque oficialista” que terminaría ahuyentando el voto independiente y moderado que hoy esta disgustado con Boric.

Al gobierno le convienen las listas separadas donde los sectores moderados que conforman el eje socialdemócrata, PS, DC, PPD y PL, que ha mantenido una postura crítica sobre los indultos lleven sus propios candidatos y dejar que el Apruebo Dignidad corra su propia suerte.

El desafío que tiene el presidente es personal: Reivindicarse ante la ciudadanía como un actor respetado capaz de conducir y orientar un proceso complejo y para ello debe ser un protagonista, no un mero observador en el debate constitucional; que será contencioso pese a todos los resguardos, porque la idea es hacer una nueva constitución y no un mero “aggiornamento” de la actual.

Ha habido presidentes en el mundo que han superado malos momentos. Bill Clinton fue bautizado como el “come back kid” y terminó su mandato con altos niveles de popularidad cuando, tras sufrir una tremenda derrota en las parlamentarias, pactó con los Republicanos una agenda reformista.

Es muy pronto para escribir el epitafio de Gabriel Boric. ¡Mucho depende de él!

Jorge Schaulsohn. 

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