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“El gobierno va a velocidad de tortuga y la paciencia de la ciudadanía es escasa”

El profesor de la Universidad de Los Andes e investigador asociado del IES Daniel Mansuy sostiene que el Presidente Boric ha sido lento en corregir los errores. Y sobre la derecha apunta a que el populismo y las posturas ultra conservadoras son “una gran amenaza” para el sector. “Si no se reformula, puede ser arrasada por las nuevas fuerzas, que parecen mucho más conectadas con algunos anhelos populares”, advierte.

En las últimas semanas has escrito cartas y columnas sobre la educación escolar. Dijiste que la izquierda “cometió el peor de los pecados: En una disputa política utilizó a los niños como rehenes”. ¿A qué te refieres?

-La oposición de entonces usó la educación como arma política: se negó a apoyar la apertura de los colegios con el solo objeto de dañar al gobierno de Sebastián Piñera. Quedará en la historia como una de las más colosales mezquindades de nuestra historia.

 

-Según datos oficiales, 50.526 alumnos decidieron abandonar sus estudios en 2022. Otros 227 mil desertaron desde 2004 a 2021, de entre 5 y 24 años. ¿Es una bomba de tiempo? ¿Qué consecuencias podría tener?

 

-Son números escalofriantes. ¿Qué futuro le estamos ofreciendo a esos niños y jóvenes? ¿Qué está haciendo la sociedad y el aparato estatal para volver a integrarlos y mostrarles un horizonte de sentido? Basta pensar en las alternativas al sistema escolar, que son básicamente la calle y el narco. Las consecuencias serán devastadoras: allí se están incubando muchos malestares y miserias que, más tarde o más temprano, van a reventar. En todo caso, mi problema no es con las eventuales consecuencias sociales, pues el problema es de justicia: tenemos el deber de hacer algo por ellos. La indolencia no es una alternativa.

 

-¿Cómo evalúas la gestión del gobierno en esta materia?

 

-Para explicarlo, hay que ir un poco atrás. La generación que nos gobierna saltó a la vida pública exigiendo que la educación fuera prioritaria. Hoy tiene el poder y, sin embargo, no ha ofrecido nada sustantivo en esta urgencia. Recordemos que la gran medida educativa del programa era… la condonación del CAE.

Si el gobierno no logra priorizar este asunto, será un fiasco incalificable para el propio Presidente y toda su generación. El gobierno ha sido enfático en afirmar que esta es una prioridad, pero no va mucho más allá: es pura palabrería. En rigor, la gravedad del desastre exige medidas drásticas.

 

-¿Cómo cuáles?

 

-Si el gobierno quiere dar una señal concreta en este tema, debería nombrar a un ministro de Educación a la altura del desafío, un ministro respetado, con plenos poderes y dispuesto a pagar los costos. Mientras el gobierno no haga algo así, se hace parte de la indolencia. No es nada personal, pero es evidente que no será el ministro Ávila quien nos sacará de este pozo.

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