El lado silencioso de la catástrofe…
Licantén es sin duda la localidad mayormente azotada por las inundaciones que dejó el último sistema frontal que afectó a varias regiones del país, pero los perjuicios van más allá.
Además de las cientos de viviendas y comercios afectados por el agua y el barro en Licantén, hay otro sector que también se ha visto muy afectado, es el turismo.
Recordemos que las crecidas de ríos y esteros se produjeron en pleno fin de semana largo, cuando habían muchas reservas en hoteles, cabañas y residenciales de la costa curicana; casi todas fueron canceladas y solo algunas re programadas, esto producto de los cortes de caminos hacia la zona.
Iloca, Duao, Rancura o Lipimávida esperaban recibir turistas también durante las vacaciones de invierno pero las reservas aún no comienzan a repuntar a pesar de que están todas las condiciones para pasar unos días en la playa.
Emprendedores del rubro turismo aseguran que más del 95% de reservas que tenían no se concretaron y que tampoco hay un repunte en estas fechas en que en años “normales” ya tenían bastante público.
Claramente por ahora todas las miradas y apoyos están enfocados en Licantén donde más hubo daño, pero también es cierto que la costa curicana depende en gran parte del turismo y hasta ahora no ha habido alguna mano de apoyo para este sector.